Cuando completé el cuelgapuertas me di cuenta de un pequeñísimo detalle: me sobraba mucho fieltro. No soy de llevar joyas y poder reciclarlo en pendientes o collares, así que me decidí un día que pasé por Benetton a tunear algunos bodys blancos de bebé que estaban a tan solo 3 euros. Con los colores que tenía me vinieron dos ideas:
- La primera fue un leoncito que vi una vez y que me pareció monísimo. De memoria saqué plantillita con el portátil, recortar, pegar y coser. Aquí me di cuenta de que el pegamento textil es odioso si luego planeas coser los retales porque deja la tela durísima y no hay quien haga fuerza. Además yo no soporto los dedales y me clavaba la parte trasera de la aguja cosa mala en los dedos. Rompí varias agujas y ahora mismo la que uso está bastante combada.
- La segunda es un homenaje a mi infancia, esa que en gran parte me dio mi hermano motivando mis gustos y aficiones sin que yo me diera cuenta. Veía aquel cacho de fieltro morado y solo podía pensar en una cosa: Day of the tentacle y su malvadísimo y carismático tentáculo morado.
Hoy en día mi sobrino ya ha llevado puestos los dos peleles, pero como hace fresquito siempre tiene que ser como ropa interior, una pena no poder mostrar ese frikismo al mundo.
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