sábado, 17 de diciembre de 2011

La lechuza

El año pasado, en abril, recibimos una llamada de mi colegio: había muerto uno de los profesores y sabían que habíamos tenido un vínculo muy importante con él. Gracias a ese profesor mi hermano se interesó profundamente por la física (y unos cuantos más, esa generación llevó a casi la totalidad de sus mejores estudiantes a esa carrera) y los dos le elegimos como padrino en la graduación de COU. Era una persona entrañable, cariñosa, muy educada y siempre con el "Señorita XXX" o "Señor XXX" en la boca, una de esas personas a las que es un privilegio poder conocer. A ese profesor le llamábamos "el lechu" porque tenía unos ojos enormes y siempre parecía ver todo lo que hacíamos en clase. Fue un profundo choque emocional enterarnos de que un cáncer se lo había llevado y nos emocionó mucho que se acordaran de nosotros y nos avisaran para poder presentarle nuestros respetos a su familia.

El día que nació mi sobrino mis padres vieron una lechuza delante de la maternidad; según parece andaba algo perdida y se había dado un golpe, con lo que tuvieron que venir los de protección de animales a recogerla. Llevamos viviendo aquí desde 1986 y jamás habíamos visto una lechuza en Santa Cruz. Ni en ninguna otra parte de la isla, de hecho. Sé que es una tontería, pero lo que vino a mi cabeza fue ese profesor de física, como si hubiera querido venir a ver al pequeño. Sé que no es racional pero andaba nerviosa y sensible y el pensamiento hizo que me sintiera un poquito mejor (yo envidio muchísimo a los creyentes por ese consuelo constante de una vida futura y mejor con aquellos a los que quieren). Y tan pronto como me dejaron ver (muy fuzgamente, 10 segundos) a mi sobrino me fui a mi casa y creé esta estampa nocturna:




La cuestión es que ahora no sé qué hacer con ella porque en el cuarto de mi sobrino no cabe, así que si alguien quisiera la lámina y me paga 20 euros por las horas que le eché, estaré encantada de enviárselo. Puede ser un bonito detalle para un recién nacido, original y único.

(El marco no viene incluido, es del IKEA y él solito me costó 16 euracos)

4 comentarios:

Peach dijo...

Cattz, deberías quedártelo.

Es una historia muy bonita y me sabría mal quedármelo yo, así que imagínate si pienso que lo va a tener otra persona que puede que ni sepas quién es, o que no vuelvas a ver el cuadro. Qué pena...

Además, es una historia que le tienes que contar a tu sobrino, y puede que cuando sea más mayor, y cambie la decoración de su habitación de no-bebé, le guste tenerlo o se lo puedas re-regalar tú.

Ponle la fecha, y verás como con el tiempo aprecia ese cuadro como lo aprecio yo al leer tu post.

Saludos, y sigue así, que trabajas muy bonito.

Uncle George dijo...

Por lo que cuentas, creo que existen muy pocas probabilidades, prácticamente ninguna, que que una lechuza apareciese en Santa Cruz un día cualquiera, y muchas posibilidades de que esa lechuza era "el Lechu", que vino a dar la bienvenida a tu sobrino.

Cattz dijo...

- Peach, de momento me lo quedo, claro, lo hice en agosto y nadie se ha interesado por él. Quitando mi madre, pero a ella tampoco le pega ni con cola en ningún lado. Supongo que si al final no le encuentro dueño me lo quedaré yo, tal vez algún día tenga niños, no sé. La fecha no le hace falta, espero poder recordar el nacimiento de mi sobrino toda mi vida :D

- ¡Hola, tío Jorge! Si creyese en algo te aseguro que sería lo que me encantaría creer. Pero pienso que fue una gran casualidad que trajo a nuestras mentes a una persona que fue muy muy especial para nosotros. Ah, y sé muy bienvenido :)

Biónica dijo...

Con esa historia tan bonita encontrará hueco seguro... es muy personal, Cattz.

Ya no tienes el blog Pararapachín? (sí, estoy poniéndome al día xD)